Alertas – Salmo 141:1-4

A ti clamo, Señor: ¡ven pronto!
¡escucha mi voz cuando te invoco!
Sea mi oración como incienso en tu presencia,
y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde.
Señor, ponle a mi boca un guardián;
vigílame cuando yo abra los labios.
Aleja mi pensamiento de la maldad;
no me dejes andar en malas acciones
ni tomar parte en banquetes de malhechores.


¿A qué nos estás llamando, Jesús, en este tiempo de soledad forzada?
Hoy me plantearon esta pregunta. Al contemplarla me di cuenta que en este tiempo de cuarentena me he sentido torpe, con la coordinación motriz de un niño de tres años. Ayúdame a estar consciente y maravillado por tu presencia a pesar de la situación por la que atravesamos, o quizás precisamente porque estamos atravesando tanta incertidumbre y muerte. Que te sintamos cercano y que podamos vivir conforme a esa cercanía.


Sugerencia
Llevar la cabeza hacia los pies, sacudir los pensamientos, que se siembren las buenas ideas que se alejen los malos pensamientos, que son como polvo.

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